Genaro
tirado en el piso, reza en voz baja.
GENARO: Virgencita Santa… échame una mano. He
cometido algunos errores, pero tú sabes que no soy malo. Yo nunca le habría
hecho nada a Tavito.
Genaro
se queda dormido. Una luz celestial lo ilumina de repente; entonces despierta,
mira entre asombrado y temeroso a la aparición que flota frente a él. Se trata
de San Sebastián.
Es
un ser bello, no con exceso de músculos, pero sí de cuerpo varonil y definido.
Con flechas clavadas en el cuerpo.
GENARO: ¿Quién eres?
SAN SEBASTIÁN: ¿Acaso no me
reconoces, muchacho?
GENARO: Mmm...no.
SAN SEBASTIÁN: Muy mal. Me has
tenido cerca de ti todo el tiempo y jamás te diste cuenta de mi presencia.
GENARO: ¿Todo el tiempo? (RECUERDA) ¡Eres el del
cuadro ese en la casa de Nabor, ¿verdad?
SAN SEBASTIÁN: (AMABLE) Vaya,
hasta que te diste cuenta.
GENARO: (EXTRAÑADO) Pero… yo le estaba rezando a la
Virgencita… ¿por qué te me apareciste tú?
SAN SEBASTIÁN: Porque Lupita anda
muy ocupada echándole una manita a San Juan Diego para que ya le salgan algunos
milagros…
GENARO: Ah, que chido.
SAN SEBASTIÁN: Además, a mí me
toca (CELESTIAÑ) “la protección de los gays”, porque allá arriba el Boss sabe
que ustedes me necesitan. ¡Soy San Sebastián, el martir!
GENARO: (INCRÉDULO) Eres el santo patrón de los…
¿putos?
SAN SEBASTIÁN: Por Dios, muchacho…
¡no digas malas palabras, y menos con palabras que injurien al gremio! ¡Todos
somos iguales ante los ojos del señor! (TR.) Aunque bueno, creo que sólo los de
la Iglesia Metropolitana yanqui son los que nos toman en cuenta como ovejas del
rebaño.
GENARO: Pero… ¿a poco tú me vas a ayudar a salir de
ésta? Por lo que estoy viendo, ni siquiera te has podido sacar las flechas que
traes ahí clavadas.
SAN SEBASTIÁN: Las traigo a
propósito, Genaro… no seas pendejo; con razón estás metido en este embrollo.
(SEÑALA LAS FLECHAS) Estas flechas son parte de mi look, para que no me
confundan con otros santos varones.
GENARO: (DESANIMADO) Estoy perdido…
SAN SEBASTIÁN: ¿Por qué te atreves
a poner en duda mis facultades de salvación?
GENARO: ¿Tú me vas a sacar de aquí?
SAN SEBASTIÁN: Haré algo mejor que
eso… fíjate; sólo tengo que decir “bibidibabidibu”
Genaro
sólo mira a San Sebastián con recelo.
SAN SEBASTIÁN: Estaba bromeando… A
veces me gusta bromear
A
Genaro no le hace gracia.
SAN SEBASTIÁN: Ya esta bien. Tú
observa.
San
Sebastián hace un ademán y las rejas del separo se abren mágicamente.
GENARO: No manches, ¡se van a salir todos!
SAN SEBASTIÁN: No, porque tú eres
el único despierto… ¡todos los demás duermen el sueño de los justos!
Genaro
mira a su alrededor, efectivamente; tanto los demás detenidos como los policías
están profundamente dormidos.
GENARO: Órale, eso sí es ser chingón.
SAN SEBASTIÁN: (DÁNDOLE LA MANO)
Acompáñame.
GENARO: ¿Y, a dónde vamos?
SAN SEBASTIÁN: (IMPACIENTE) Yo
creo que lo importante es que primero salgas de aquí, ¿no?
GENARO: Claro.
SAN SEBASTIÁN: (CELESTIAL) Haremos
un recuento de tu vida…
GENARO: (SIN GANAS) ¡No! ¿Para qué?
SAN SEBASTIÁN: Dame la mano y
cierra el pico.
Genaro
toma de la mano a San Sebastián.
GENARO: Estás muy frío…
SAN SEBASTIÁN: Soy un ser
celestial, Genaro… no un simple mortal.
FADE
OUT A BLANCOS.
125. EXT. CANCHA DE
FUTBOL. DIA X.
Escena en blanco y negro.
Un grupo de niños de doce años está pateando a
Genaro de diez años.
Genaro y san Sebastián lo observan desde lo alto.
NIÑO GANDALLA 1: ¿Con que te gusta mear sentado como las viejas, verdad? ¡Toma, pinche
puto!
A Genaro adulto no le hace mucha gracia lo que ve.
GENARO: ¿Podríamos saltarnos esta parte?
SAN SEBASTIÁN: Si así lo deseas…
FADE OUT A BLANCOS.
FADE IN A…
126. EXT. CIELO DE LA
CIUDAD DE MÉXICO. NOCHE 11. ESCENA
139.
Genaro y San Sebastián volando por los aires.
Pueden verse los distintos edificios simbólicos de la ciudad de México. Pasan
por en medio de algunos puentes.
Pasan por adentro de algún túnel del periférico.
Vuelan en sentido vertical, en vuelo rasante, a
todo lo largo de la torre latinoamericana.
GENARO: ¡Wau! Siempre quise ver la ciudad así, desde lo alto, como si
estuviera en un helicóptero.
SAN SEBASTIÁN: (UFANO) Perdóname pero esto es mucho mejor que cualquier otro medio de
transporte.
Genaro y San Sebastián realizando algunas piruetas
en el aire, pasan cerca del ángel de la independencia; y siguen recto hasta
llegar al lado de la diana cazadora;
Ahí se encuentra el velo de novia que se le cayera
a Genaro en su huida de la policía.
GENARO: Mira lo que puedo hacer.
Genaro pasa cerca de la diana cazadora y toma el
velo.
GENARO: ¿Oye, pero ahora que lo pienso, no colgué los tenis… verdad?
SAN SEBASTIÁN: No, para nada. Te encuentras en un estado de conciencia muy profundo.
GENARO: Ah, vaya… estaba empezando a preocuparme; y, pues, aunque todo esto
está muy chido, necesito que me saques de algunas dudas.
SAN SEBASTIÁN: Tú dirás…
GENARO: Pues, para empezar, ¿qué va a pasar ahora conmigo? Digo, aunque ya no
esté en el tambo… pues ahora tengo que ver cómo salgo adelante… ¿o me vas a
conseguir chamba o algo así? ¿o de plano me vas a dar una nueva identidad para
que no me reconozcan?
SAN SEBASTIÁN: Ay, Genaro… con razón me mandaron a echarte una mano; primero que
nada, tienes que aprender a no ser tan “ingenuo”. Como tú dirías, te vas con la
finta, y pues no mi’jo… tienes que ponerte abusado, y abrir bien los ojos…
GENARO: No, pues sí… desde ahora voy a ser una persona nueva; y ya no voy a
cometer los mismos errores de antes.
SAN SEBASTIÁN: Eso me parece muy bien, muchacho… si la vida te da una nueva
oportunidad de seguir adelante, no la desaproveches… (TR.) Y antes de que otra
cosa suceda, tienes que prometerme una cosa.
GENARO: ¿Qué?
SAN SEBASTIÁN: Dime que no te vas a enojar por lo que te voy a confesar.
GENARO: Okey, no me voy a enojar.
SAN SEBASTIÁN: Pues… es que lamento informarte que esto no es más que una fantasía,
generada a partir de tu inconsciente, para paliar el estado de extrema angustia
por el que estás pasando en este momento. Ah, y también son los efectos
residuales de la tacha que te tomaste…
GENARO: ¿Qué? ¡No mames, San Sebastián! ¿Cómo que todo esto es puro pinche
alucine?
Algo empieza a fallar en el “mecanismo” de vuelo de
Genaro.
SAN SEBASTIÁN: Como lo oyes… pero recuerda una cosa, los milagros sí ocurren, y más
seguido de lo que te imaginas.
GENARO: Pero entonces, ¿yo sigo en…?
SAN SEBASTIÁN: Así es, lo siento mucho. Pero tú no pierdas la fe; aunque no me veas,
ahí estaré presente. Y que la fuerza te acompañe, Genaro. La vas a necesitar…
Genaro comienza a caer vertiginosamente.
127. INT. SEPAROS
DELEGACIÓN. NOCHE 11. ESCENA
140.
Genaro
despierta, como si acabara de estrellarse en el
piso. Todo sigue exactamente igual, la celda, los policías, los detenidos de la
celda vecina.
GENARO: Ya me cargó la chingada...
Sobre Genaro, desesperanzado. Luego se da cuenta
que tiene en la mano el velo de novia.
Genaro canta, al tiempo que baila.
GENARO: ¡El velo! Tengo que mantener la esperanza, ser positivo… sí, sí… los
milagros ocurren; al final todo va a terminar bien. (UN POCO COMO “ANITA LA
HUERFANITA”, PERO CON DESESPERANZA) “Seguro que hay sol, mañana, vas a ver que
pase lo que pase, sale el sol. Mañana, mañana, te espero, te falta un día para
llegar. (SE DESHACE EN LLANTO) Seguro que hay sol, mañana, vas a ver que pase
lo que pase, sale el sol. Mañana, mañana, te espero, te falta un día para llegar”.
Genaro se sienta en el suelo, encogido. Llorando,
aprieta con fuerza el velo de novia contra el pecho.
(continuará...)