domingo, 26 de agosto de 2012

La [falta de] Fortaleza Digital, en Dan Brown.



Este libro de ficción es la “ópera prima” literaria de Dan Brown. Ya había reseñado sus novelas posteriores (“El Código Da Vinci”, “Ángeles y Demonios”, y la intrincada “El Símbolo Secreto”). Todavía me falta “La Conspiración”, pero la verdad es que ya no me atrae demasiado este autor.


Para ser la primera novela de Mr. Brown, se le perdona que los personajes sean bidimensionales y que la psicología de éstos sea superficial. Sin embargo, conserva la cualidad de todo Best‑Seller, mantenernos en la incógnita de: “¿Y qué va a pasar ahora con los protagonistas?”

A veces me pregunto si ciertos escritores no escriben sus historias ya con el formato o influencia cinematográfica, por no decir de serial melodramático, pues sus capítulos (a veces menores a un octavo de cuartilla) son como la sucesión de varias escenas, ya listas para ser filmadas y editadas.

Dicen por ahí que todo escritor se la pasa escribiendo el mismo libro toda la vida, sólo cambiando un poco los personajes y la trama; pero el tema es el mismo. En todas las novelas de Mr. Brown hay un elemento constante: la aventura de descifrar un código secreto; ah, y un manejo del género que definiré como “melodrama geek”.


Curiosamente, creo que este libro (por ser de estructura narrativa más sencilla) es más adaptable al cine que “El Símbolo Perdido”. Más sin embargo, entre los años de distancia que separan ambos textos, se puede percibir ya la obsesión (o “plantilla narrativa”) del autor:
  •     Villanos con alguna deformidad física y/o mental.
  •     Un enigma a descifrar.
  •     Giros y vueltas de tuerca inesperados
  •      Héroes WASP (White, Anglo-Saxon Protestante).
  • ·Dan Brown es católico. Tal vez por eso las iglesias son construcciones donde se dan varios enfrentamientos entre los protagónicos y sus antagónicos respectivos.


Inclusive, en este libro, hay una secuencia decisiva en el interior de una iglesia en Sevilla. ¿Qué tiene que ver un algoritmo informático con la Giralda española? Bueno, esa es la habilidad de Mr. Brown, de poder mezclar en la trama elementos tan disímbolos.



Aunque la narración es bastante predecible, lo último que sí me conmovió un poco fue el epílogo (como debe ser); totalmente melodramático.

Este libro fue terminado en USA en 1998 y publicado en España en 2006; así que algunos de los términos técnicos e informáticos que se manejan en la narración ya se sienten como “pasados de moda”. Sin embargo, es la intriga entre los personajes y sus motivaciones lo que mantiene al lector moderno atento a la trama. No es la jerga técnica o los datos “asombrosos” que maneja lo que nos engancha a pasar página tras página.


Creo que le podemos dar el beneficio de la duda a Mr. Brown, dado que ésta fue su primera novela; pues aquí se pueden entrever las semillas de lo que serán los temas centrales de sus siguientes historias. Es muy interesante ver cómo, a través de los años, el autor pasa del tema informático, al simbólico, al religioso, y al final combina todo en el místico.

Aquí, todavía no aparece aún su alter ego protagónico de su posterior trilogía, pero ya se perfila la cercanía de la creación del personaje de “Robert Langdon” en “David Becker” el protagonista de “La Fortaleza Digital”.

En esta novela, hay una premisa de Hitchock básica: “hombre común atrapado en una situación singular que pone en riesgo su vida”, y un elemento complementario una protagónica, bella, inteligente y con carácter, atrapada en una situación extrema.



Un rasgo interesante de todas las novelas de Brown es ese resabio de que no leíste “una novela más” si no que además, “aprendiste algo nuevo” sobre un tema en particular. Tal vez ése sea el fuerte de estos Best‑Sellers: te saturan o “sorprenden” con información de “buena fuente” y te entretienen en la descripción de lo que hacen en sus respectivas profesiones, pero la debilidad de dicho estilo radica en que no profundizan demasiado en la psicología interna de los personajes, que se maneja a nivel muy básico.



Este tema (la psicología interna de los personajes y su influencia el el desarrollo de la trama) lo manejaré próximamente en la siguiente entrada, cuando termine de leer “El Silencio de Los Corderos”. Apenas llevo la mitad, y ya sé cuál es la diferencia entre un estilo de Best‑Seller a la Dan Brown y otros (Thomas Harris, Michael Crichton, entre otros).

sábado, 25 de agosto de 2012

STEVE JOBS: O de cómo usar los trastornos de tu personalidad para triunfar.



Hace apenas unos días terminé de leer la Biografía de Steve Jobs, escrita por © Walter Isaacson y editada por Random House Mondadori©.


Generalmente, siempre le tengo reticencia a las biografías “autorizadas” (por aquello de que siempre el entrevistado recuerda lo que le conviene y “olvida” ciertos sucesos o pasajes que empañarían su memoria). Este no fue el caso.
Olvidémonos por un momento de los melodramáticos orígenes de este personaje (dado en adopción por su madre cristiana y padre musulmán); adoptado por la encantadora familia de clase media de los Jobs. Vayamos directo a los rasgos más interesantes de su personalidad:
  •    Sus experiencias psicodélicas
  •    Su implacable narcisismo.
  •     Su tajante distinción de las personas entre “genios” o “imbéciles”
  •     Su creencia en el control mental para “distorsionar la realidad”
  •     Su incapacidad para establecer relaciones sociales estables.
  •     Su afán de control total sobre los acontecimientos a su alrededor
  •   Y lo más importante: La noción de que las normas sociales (bañarse, ser amable) y leyes normativas no aplicaban a su persona.


Todos los rasgos anteriormente señalados, en otro contexto, corresponderían a las de una persona mentalmente inestable; incapaz de lograr algo productivo en la vida, destinada a pasar el resto de su vida recluido en alguna lejana y obscura institución psiquiátrica.

Y sin embargo, eso no sucedió.



De forma admirable, es de reconocerse la capacidad de Mr. Jobs de usar a su favor esos “defectillos” de su personalidad, para la suerte del resto de nosotros los mortales.
¿Por qué?

Muy simple: Porque, a pesar de todo, él eligió el camino de la creatividad y no el de la autodestrucción. Su necesidad de “dejar huella” y diseñar algo que aportara un bien a la humanidad, no sin dejar entrever cierta codicia por vender productos que él buscaba que fueran perfectos, hasta el punto de lo exasperante (para los que trabajaban con él).


Cómo se darán cuenta, el autor de este blog no es precisamente un fan de Jobs. Sin embargo, aunque estoy escribiendo esta entrada del blog en una máquina equipada con Word bajo el sistema operativo Windows Vista ®, y reconozco que lo hago mientras escucho la música proveniente de mi iPod.
Lo más destacable de la personalidad de Jobs, era su capacidad de poder ver los posibles entrelazamientos entre las artes y las ciencias (en este caso, el diseño industrial y la informática). Algo que (seamos justos) a Bill Gates no siempre se le ha dado de forma natural.





Lo más inquietante de Jobs, sin embargo, fue su carismática y dominante personalidad, capaz de crear conscientemente un entorno donde él y su marca se convertirían en el sujeto y objeto de un nuevo culto informático.


El tenía la capacidad de convertirse en el creador de alguna secta oscura tipo Charles Manson y sin embargo, eso no sucedió. ¿Por qué? Simple y llanamente, porque sus circunstancias, experiencias espirituales positivas y su capacidad creativa jamás se lo permitirían.

No importa que él se haya visto a sí mismo como “un Elegido”. Lo importante es que lo demostró. Y sin embargo, el cosmos le recordó su mortalidad de forma cruel y despiadada: cáncer de páncreas, de los menos tratables y más letales.

Descanse en paz Steve Jobs, dejaste la huella que te propusiste para ayudar a la humanidad. Lástima que (¿casualidad o causalidad? los genios estadísticamente generalmente mueren jóvenes). Ya la historia decidirá quien aportó más a la vida: si Jobs o Bill Gates.