Este libro de ficción es la “ópera prima” literaria de Dan
Brown. Ya había reseñado sus novelas posteriores (“El Código Da Vinci”, “Ángeles
y Demonios”, y la intrincada “El Símbolo Secreto”). Todavía me falta “La
Conspiración”, pero la verdad es que ya no me atrae demasiado este autor.
Para ser la primera novela de Mr. Brown, se le perdona que
los personajes sean bidimensionales y que la psicología de éstos sea
superficial. Sin embargo, conserva la cualidad de todo Best‑Seller, mantenernos
en la incógnita de: “¿Y qué va a pasar ahora con los protagonistas?”
A veces me pregunto si ciertos escritores no escriben sus
historias ya con el formato o influencia cinematográfica, por no decir de
serial melodramático, pues sus capítulos (a veces menores a un octavo de
cuartilla) son como la sucesión de varias escenas, ya listas para ser filmadas
y editadas.
Dicen por ahí que todo escritor se la pasa escribiendo el
mismo libro toda la vida, sólo cambiando un poco los personajes y la trama;
pero el tema es el mismo. En todas las novelas de Mr. Brown hay un elemento
constante: la aventura de descifrar un código secreto; ah, y un manejo del
género que definiré como “melodrama geek”.
Curiosamente, creo que este libro (por ser de estructura
narrativa más sencilla) es más adaptable al cine que “El Símbolo Perdido”. Más
sin embargo, entre los años de distancia que separan ambos textos, se puede
percibir ya la obsesión (o “plantilla narrativa”) del autor:
- Villanos con alguna deformidad física y/o mental.
- Un enigma a descifrar.
- Giros y vueltas de tuerca inesperados
- Héroes WASP (White, Anglo-Saxon Protestante).
- ·Dan Brown es católico. Tal vez por eso las iglesias son construcciones donde se dan varios enfrentamientos entre los protagónicos y sus antagónicos respectivos.
Inclusive, en este libro, hay una secuencia decisiva en el
interior de una iglesia en Sevilla. ¿Qué tiene que ver un algoritmo informático
con la Giralda española? Bueno, esa es la habilidad de Mr. Brown, de poder
mezclar en la trama elementos tan disímbolos.
Aunque la narración es bastante predecible, lo último que sí
me conmovió un poco fue el epílogo (como debe ser); totalmente melodramático.
Este libro fue terminado en USA en 1998 y publicado en España
en 2006; así que algunos de los términos técnicos e informáticos que se manejan
en la narración ya se sienten como “pasados de moda”. Sin embargo, es la
intriga entre los personajes y sus motivaciones lo que mantiene al lector moderno
atento a la trama. No es la jerga técnica o los datos “asombrosos” que maneja
lo que nos engancha a pasar página tras página.
Creo que le podemos dar el beneficio de la duda a Mr. Brown,
dado que ésta fue su primera novela; pues aquí se pueden entrever las semillas
de lo que serán los temas centrales de sus siguientes historias. Es muy
interesante ver cómo, a través de los años, el autor pasa del tema informático,
al simbólico, al religioso, y al final combina todo en el místico.
Aquí, todavía no aparece aún su alter ego protagónico
de su posterior trilogía, pero ya se perfila la cercanía de la creación del
personaje de “Robert Langdon” en “David Becker” el protagonista de “La
Fortaleza Digital”.
En esta novela, hay una premisa de Hitchock básica: “hombre
común atrapado en una situación singular que pone en riesgo su vida”, y un
elemento complementario una protagónica, bella, inteligente y con carácter,
atrapada en una situación extrema.
Un rasgo interesante de todas las novelas de Brown es ese
resabio de que no leíste “una novela más” si no que además, “aprendiste algo
nuevo” sobre un tema en particular. Tal vez ése sea el fuerte de estos Best‑Sellers: te saturan o “sorprenden” con información de “buena fuente” y te
entretienen en la descripción de lo que hacen en sus respectivas profesiones, pero la debilidad de dicho estilo radica en que no profundizan demasiado en la psicología interna de los
personajes, que se maneja a nivel muy básico.
Este tema (la psicología interna de los personajes y su
influencia el el desarrollo de la trama) lo manejaré próximamente en la
siguiente entrada, cuando termine de leer “El Silencio de Los Corderos”. Apenas
llevo la mitad, y ya sé cuál es la diferencia entre un estilo de Best‑Seller a
la Dan Brown y otros (Thomas Harris, Michael Crichton, entre otros).
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