viernes, 26 de octubre de 2012

Henning Mankell, o Su Realismo (no tan) Mágico [al estilo sueco].



Para muchos de los ilustrados del planeta, la literatura policíaca o detectivesca pertenece a un género “menor”; como si fuera una especie de “máquina de leer, un mero escapismo”, de acuerdo con Thomas Narcejac. “Un pasatiempo para los vuelos intercontinentales”, le dirían a “Jessica Fletcher” en la serie “Murder, She Wrote” (Reportera del Crimen).


Sin embargo, en manos de Henning Mankell, (creador del ficticio detective Kurt Wallander ‑ interpretado en la TV Británica nada menos que por ¡Kenneth Branagh!), es donde el oficio del escritor de suspenso pasa de ser mero artefacto mercadotécnico a novela de verdad, relatando la crónica brutal y mágica de aquellas realidades que regularmente se soslayan en las cadenas noticiosas.


Tanto en El Hijo del Viento, como en Comedia Infantil, el Sr. Mankell nos lleva de un mundo ficticio, por medio de la premisa detectivesca básica (¿quién, cómo,  cuándo, dónde, y lo más importante: por qué, ha cometido infanticidio?), a una realidad que de tan brutal, sólo puede ser procesada a través del mecanismo narrativo de la palabra poético mágica. Me atrevo a decir que estos dos libros de Mankell, son para el continente africano, lo que Gabriel García Márquez ha sido para Latinoamérica.


Estas dos novelas de H. Mankell, retratan el (aparentemente) lejano conflicto en las batallas por la propiedad de los recursos naturales en el continente negro, vistos a través de la lente, percepción e interpretación de un niño africano. Son lecturas que nos hacen preguntarnos quién es en realidad el otro, si “ellos” o “nosotros”.



O tal vez, podríamos concluir que en realidad, esa pregunta está mal hecha; pues para todos los involucrados en la novela de la vida cotidiana, son mayores las semejanzas que las diferencias. La ambición, el amor, la crueldad, la inocencia, y los sueños, están presentes en todos los seres humanos; lo que nos hace diferentes es, precisamente, la diversidad de interpretaciones que les damos a cada una de estas cualidades de la especie humana.



Curiosamente, en Comedia Infantil, los personajes principales son un niño “en situación de calle” y el panadero que escucha su historia. Estos son ya personajes si no universales, al menos sí contemporáneos y cercanos. Bien podría hacerse una adaptación de la convención literaria de esta novela a Latinoamérica; tal vez ya no haya mucha diferencia entre los revolucionarios africanos que arrasan con pueblos enteros a su paso, y los narco sicarios de nuestro explotado continente, que mantienen al filo del miedo a poblaciones enteras.


Conectado con los dos libros de ficción anteriores, ya a nivel de datos periodísticos y económicos del mundo real, me vienen a la mente dos títulos “No Logo” de Naomi Klein, y “El Libro Negro de las Marcas” de Klaus Werner y Hans Weiss; ahí, se encuentra el respaldo de investigación “seria” que corrobora como telón de fondo, la ficción de Comedia Infantil.


No hay comentarios: