Del otro lado de la pantalla, también se sufre, como en muchos otros oficios. A veces pienso que si no fuera por la mera vocación, nadie trabajaría en este bisne por mero dinero. ¿O de plano somos tan ambiciosos, tan soberbiamente apasionados en nuestros pequeños cotos de poder imaginarios?
Tenemos casos dignos de la vida real. Guionistas de TV que...
* Por dejar pasar el tiempo, adaptando novela tras novela, sin parar... Empiezan a llegar a la menopausia, no se han preñado y cuando se deciden a hacerlo, traen al mundo hijos con defectos congénitos.
* Amanecen sin vida con el control remoto de la TV en la mano, víctimas del rigor mortis por una sobredosis de Valium o Aderall (o una combinación de ambos).
* Han descuidado o de plano no se dieron tiempo para educar a sus hijos, y ahora tienen que mandarlos a campamentos militares en EUA para que "enderecen el camino".
* Sufren de un cansancio general tan al extremo que cuando se deciden a llevar una vida sana... se desmayan mientras nadan en el gimnasio y se ahogan.
* Se les comienza a quemar la retina después de tantas horas frente al monitor de la PC y tienen que usar escribientes para dictar sus libretos, pues ya no ven más allá de sus narices; aparte de que al salir a la calle siempre deben llevar un lazarillo o de menos, lentes obscuros.
Pero el show debe continuar, pues una vez al aire, la producción no se detiene; y menos si tu productor(a) es de los que les gusta ir modificando el argumento cada dos semanas, según el rating que se vaya obteniendo, de acuerdo con los dictámenes que vayan enviando el "Instituto Verificador de Gustos de las Audiencias"; y la compañía "Blindaje de Guiones A.C.".
Sí, los analistas del Instituto y la Compañía nos indican las "ventanas de oportunidad" para mejorar las telenovelas; pero a veces, sólo algunas veces, dan ganas de aventarse desde dichas ventanas.
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