Vamos a seguir comparando lo que vemos en los unitarios que dicen basarse en "la vida real". Yo creo que al principio, siempre deberían poner un aviso: "Se han modificado y exagerado varias situaciones de la anécdota original con la finalidad de inyectarle más dramatismo al episodio de hoy".
Vuelvo a hacer la misma pregunta: ¿Les gusta este tipo de programas? ¿Los entretiene y les provocan emociones encontradas? De acuerdo, ése es el objetivo: el entretenimiento. Sin embargo, el problema comienza cuando el televidente empieza a creer que una "recreación de los eventos" sustituye a la experiencia real.
Los estudios en psicología del televidente indican que ciertos grupos socio económicos de amas de casa permiten a sus hijos el acceso a este tipo de contenidos cargados de morbo y anomia social, con la intención de "mostrarles las cosas como son" y de los riesgos que se corren al romper las reglas de la moral imperante. Y a veces, los protagonistas se salvan de milagro, literalmente.
Yo no digo que sea bueno o malo que la TV se convierta en la "policía de las conciencias"; lo importante es que seamos críticos con el juego de identificación en el que nos veremos inmersos, y si vamos a aceptar o no la moraleja final, que es inherente al melodrama tradicional.
Sólo recuerden que en la novela "1984", el Ministerio del Amor y el de la Verdad, en realidad eran los sótanos de la tortura psíquica y la propaganda emocional, respectivamente; dando como resultado la reprogramación neurolingüística y posterior eliminación, de aquellos que cayeron en desgracia ante la maquinaria del sistema.
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