La mayoría de las empresas se jacta (o al menos recalca) que no discriminan por preferencia sexual, religiosa, etnicidad, etc.
Sin embargo, en la práctica... no siempre es así. Y menos en la fábrica de sueños: la creadora de estereotipos de belleza; donde todo es juzgado por las meras apariencias.
Mi trabajo como editor literario no requiere que ...salga a cuadro, así que podía darme el lujo de ser "feo" y presumir que jamás me había tenido que acostar con alguien para conseguir un contrato (y todos me creen, of course).
Ah, pero... entre escritores es otra cosa: vari@s proyectan sus frustraciones y deseos en los libretos, como cierta guionista que padecía obesidad mórbida y que me rechazó con sólo ver mi foto del currículum
- "Ay, no me gustan sus rastas"- dijo ella;
- Mana, pero si no te vas a casar con él; cada quien en su casa... - dijo su amiga.
- Pero yo quiero un editor así, como Bad Pritt, werito, con clase.... (la gorda se empieza a acariciar sensualmente pantorrillas).
Ejem.... total, ni siquiera llegué a la entrevista con el productor en cuestión sólo porque a la gorda no le gustó mi pelo.
Posteriormente, con las ganancias del horrendo refrito que escribió de cierta novela, la escritora tuvo para pagarse un bypass gástrico y reducir así su lonja; luego consiguió marido con su nuevo cuerpo y vive feliz en zona residencial.
Yo, sigo con mis rastas; y estoy pensando seriamente en raparme.
Sin embargo, en la práctica... no siempre es así. Y menos en la fábrica de sueños: la creadora de estereotipos de belleza; donde todo es juzgado por las meras apariencias.
Mi trabajo como editor literario no requiere que ...salga a cuadro, así que podía darme el lujo de ser "feo" y presumir que jamás me había tenido que acostar con alguien para conseguir un contrato (y todos me creen, of course).
Ah, pero... entre escritores es otra cosa: vari@s proyectan sus frustraciones y deseos en los libretos, como cierta guionista que padecía obesidad mórbida y que me rechazó con sólo ver mi foto del currículum
- "Ay, no me gustan sus rastas"- dijo ella;
- Mana, pero si no te vas a casar con él; cada quien en su casa... - dijo su amiga.
- Pero yo quiero un editor así, como Bad Pritt, werito, con clase.... (la gorda se empieza a acariciar sensualmente pantorrillas).
Ejem.... total, ni siquiera llegué a la entrevista con el productor en cuestión sólo porque a la gorda no le gustó mi pelo.
Posteriormente, con las ganancias del horrendo refrito que escribió de cierta novela, la escritora tuvo para pagarse un bypass gástrico y reducir así su lonja; luego consiguió marido con su nuevo cuerpo y vive feliz en zona residencial.
Yo, sigo con mis rastas; y estoy pensando seriamente en raparme.
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