Sí, lo admito... de no haber sido becado por el Centro de Capacitación de Escritores de Televisa. hace 15 años, jamás habría logrado entrar al mundo del guionismo de TV. Sin embargo, a lo largo de todo ese tiempo, fui testigo de cómo el Diplomado en Creación Dramática fue evolucionando para cada vez volverse más y más "elitista".
Al principio, los 3... únicos requisitos que pedían era: preparatoria terminada, talento y disponibilidad tiempo completo. (Así fue como yo entré; dejando de lado una incierta carrera la Facultad de Ciencias de la UNAM).
En la generación siguiente (dos años más tarde), se pedía que los interesados fueran egresados o que estuvieran por terminar carreras relacionadas con las Ciencias de la Comunicación. También se les aplicó examen "creativo" igual que a mi generación. (Te daban un conflicto argumental ad hoc, y 2 horas máximo para escribir el guión).
Para la siguiente generación, dieron un paso aún más elitista; se pedía que no sólo fueran egresados de la carrera de comunicación o afín, sino que además fueran de Universidad Privada. (O sea, que sólo les faltó poner el típico aviso de "Politécnico y UNAM, inútil presentarse").
Y para no hacerles el cuento largo, generación next: el Diplomado se salió de la empresa para irse directamente a la Universidad Iberoamericana; ahí ya no supe más. Hubo un cambio de directivos y una entrega de diplomas digna del programa "Bailando por un Sueño" en un foro de la empresa.
Por cierto, cuando yo salí de la Escuela de Escritores resultó que la vinculación al interior de la fábrica era tan deficiente, que muchos productores y ejecutivos ignoraban que en la empresa se hubiera impartido tal diplomado. NADIE sabía de nuestra existencia. Y si lo sabían, lo olvidaban cuando les convenía.
O sea, fuimos como una especie de black-operation, donde nos entrenaron para manipular las emociones del espectador a través del guionismo; fuimos un experimento tan sigiloso y secreto que nuestros expedientes literalmente "desaparecieron" cuando hubo cambio de directivos; con decirles que a una compañera mía que necesitaba una constancia con valor curricular, se la negaron, pues en ningún lugar encontraron su expediente.
Así que la única constancia de haber estado en ese curso, es mi Diploma. Y el tiempo que trabajé, ya fuera del laboratorio de manejo de emociones a través de la palabra escrita.
Es una pena que al haber generado más de 50 egresados, a todos se les limite a ser los chalanes de las "vacas sagradas" o simples refriteros de novelas setenteras, sólo porque el criterio de inversión para cada nueva telenovela sea: "es un éxito ya probado, sólo tropicalízalo o actualízalo".
Tal vez ahí se encuentre parte de explicación del porqué las telenovelas mexicanas actuales están sufriendo un impasse creativo. ¿Y saben qué? ¡Se-lo-me-re-cen!
P.D. Este texto fue escrito con la enjundia de las "entrañas", sólo que reestructurado por el cerebro: tal y como ustedes me enseñaron.
Al principio, los 3... únicos requisitos que pedían era: preparatoria terminada, talento y disponibilidad tiempo completo. (Así fue como yo entré; dejando de lado una incierta carrera la Facultad de Ciencias de la UNAM).
En la generación siguiente (dos años más tarde), se pedía que los interesados fueran egresados o que estuvieran por terminar carreras relacionadas con las Ciencias de la Comunicación. También se les aplicó examen "creativo" igual que a mi generación. (Te daban un conflicto argumental ad hoc, y 2 horas máximo para escribir el guión).
Para la siguiente generación, dieron un paso aún más elitista; se pedía que no sólo fueran egresados de la carrera de comunicación o afín, sino que además fueran de Universidad Privada. (O sea, que sólo les faltó poner el típico aviso de "Politécnico y UNAM, inútil presentarse").
Y para no hacerles el cuento largo, generación next: el Diplomado se salió de la empresa para irse directamente a la Universidad Iberoamericana; ahí ya no supe más. Hubo un cambio de directivos y una entrega de diplomas digna del programa "Bailando por un Sueño" en un foro de la empresa.
Por cierto, cuando yo salí de la Escuela de Escritores resultó que la vinculación al interior de la fábrica era tan deficiente, que muchos productores y ejecutivos ignoraban que en la empresa se hubiera impartido tal diplomado. NADIE sabía de nuestra existencia. Y si lo sabían, lo olvidaban cuando les convenía.
O sea, fuimos como una especie de black-operation, donde nos entrenaron para manipular las emociones del espectador a través del guionismo; fuimos un experimento tan sigiloso y secreto que nuestros expedientes literalmente "desaparecieron" cuando hubo cambio de directivos; con decirles que a una compañera mía que necesitaba una constancia con valor curricular, se la negaron, pues en ningún lugar encontraron su expediente.
Así que la única constancia de haber estado en ese curso, es mi Diploma. Y el tiempo que trabajé, ya fuera del laboratorio de manejo de emociones a través de la palabra escrita.
Es una pena que al haber generado más de 50 egresados, a todos se les limite a ser los chalanes de las "vacas sagradas" o simples refriteros de novelas setenteras, sólo porque el criterio de inversión para cada nueva telenovela sea: "es un éxito ya probado, sólo tropicalízalo o actualízalo".
Tal vez ahí se encuentre parte de explicación del porqué las telenovelas mexicanas actuales están sufriendo un impasse creativo. ¿Y saben qué? ¡Se-lo-me-re-cen!
P.D. Este texto fue escrito con la enjundia de las "entrañas", sólo que reestructurado por el cerebro: tal y como ustedes me enseñaron.
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