Sí, a veces la presión de la producción y velocidad de una grabación requiere aumentar el número de guionistas que desarrollen una escaleta; así que podría haber 1.5 escritores fantasma por cada guionista oficial (con crédito en pantalla); oh, sí: yo he sido uno de esos 0.5 fantasmitas.
Todo esto presume un "pacto de caballeros" (o damas) entre los implicados; sin embargo, los problemas comienzan cuando el productor promete darte crédito si le ayudas al equipo literario a sacar libretos a la velocidad de la luz para su respectivo desglose y grabación.
Con decepción, recuerdo a cierto productor, famoso por sus novelas de tema populachero (tipo el Mayor Premio) que le prometió a su jefe de escritores anexarme oficialmente a la nómina si les ayudaba a sacar el thriller que ya estaba en pantalla (pista: diamantes, muchos diamantes ocultos en un camino secreto).
Y es que de los escritores conocidos del productor, la mayoría eran especialistas en farsa barata y no en thriller por eso me llamaron específicamente a mí.
De buena fe (jajaja, que ingenuo fui) entre los implicados comenzamos a tirar líneas argumentales y a desarrollar escaleta. Ya en la recta final, cuando ya se había hablado con los ejecutivos correspondientes, respecto a mi pago... Mr. Producer puso como "asistente literario" ¡a su primo! (era más que obvio, por los apellidos).
Como mi nombre nunca apareció en la portada del libreto (ni en pantalla), no había forma de probar mi fantasmagórica participación. Se acabó la novela, y empecé a darme vueltas por las oficinas de Mr. Producer, pidiendo una cita con él.
Otra pista: tanta es la paranoia de este señor, que hasta CCTV tiene en la recepción de su oficina. Como era de esperarse, "me vio", pero nunca me recibió. Y el centro de costos (el presupuesto) se cerró.
No'más fueron los últimos 42 libretos de la novela y 3 meses "desperdiciados" de mi vida; pero una cosa sí me quedó clara: "a las palabras se las lleva el viento", especialmente en el tercer piso del edificio de producción de la fábrica de sueños.
Todo esto presume un "pacto de caballeros" (o damas) entre los implicados; sin embargo, los problemas comienzan cuando el productor promete darte crédito si le ayudas al equipo literario a sacar libretos a la velocidad de la luz para su respectivo desglose y grabación.
Con decepción, recuerdo a cierto productor, famoso por sus novelas de tema populachero (tipo el Mayor Premio) que le prometió a su jefe de escritores anexarme oficialmente a la nómina si les ayudaba a sacar el thriller que ya estaba en pantalla (pista: diamantes, muchos diamantes ocultos en un camino secreto).
Y es que de los escritores conocidos del productor, la mayoría eran especialistas en farsa barata y no en thriller por eso me llamaron específicamente a mí.
De buena fe (jajaja, que ingenuo fui) entre los implicados comenzamos a tirar líneas argumentales y a desarrollar escaleta. Ya en la recta final, cuando ya se había hablado con los ejecutivos correspondientes, respecto a mi pago... Mr. Producer puso como "asistente literario" ¡a su primo! (era más que obvio, por los apellidos).
Como mi nombre nunca apareció en la portada del libreto (ni en pantalla), no había forma de probar mi fantasmagórica participación. Se acabó la novela, y empecé a darme vueltas por las oficinas de Mr. Producer, pidiendo una cita con él.
Otra pista: tanta es la paranoia de este señor, que hasta CCTV tiene en la recepción de su oficina. Como era de esperarse, "me vio", pero nunca me recibió. Y el centro de costos (el presupuesto) se cerró.
No'más fueron los últimos 42 libretos de la novela y 3 meses "desperdiciados" de mi vida; pero una cosa sí me quedó clara: "a las palabras se las lleva el viento", especialmente en el tercer piso del edificio de producción de la fábrica de sueños.
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